LAS HORMONAS TIROIDEAS






INTRODUCCION.-

Conocemos desde hace casi 100 años la existencia de alteraciones funcionales del tiroides; se tiene un conocimiento bastante profundo de la formación, almacenamiento, liberación y transporte de las hormonas tiroideas en sangre, como hemos analizado en los capítulos anteriores; sabemos los efectos generales que ocasiona el déficit hormonal en el Hipotiroidismo y el exceso de ellas en el Hipertiroidismo. Sin embargo sobre la acción auténtica e íntima de las hormonas tiroideas en la propia célula y en las distintas células, nuestra información es todavía bastante limitada, empleando un término amable.

ACCIÓN DE LAS HORMONAS TIROIDEAS.-

Para nuestra necesidades podemos estimar que la acción de las hormonas tiroideas a nivel de las células esta relacionada con su oxigenación y nutrición y ello probablemente a través de un intercambio de cargas eléctricas o de iones que pueden producirse en la pérdida de un átomo de yodo de la T4 para convertirse en T3 y de la degradación de la propia T3. Es posible que aquella energía que necesitó para ligar el yodo atómico ( I*I a la tirosina para empezar a formar compuestos orgánicos yodados en el seno del tiroides, la devuelva en la periferia a nivel de cada célula para volver a convertir esas hormonas tiroideas en yodo libre y aminoácidos.

Los hematíes se cargan de oxígeno en los pulmones y lo transportan y lo llevan a las células; la glucosa y los nutrientes en general pasan del hígado a la sangre y esta los transporta a las células. En ese proceso de oxigenación y nutrición celular es donde intervienen las hormonas tiroideas.

No sabemos de una forma perfecta como actúan, pero sí sabemos cual es su acción en el organismo en general.

Las hormonas tiroideas, tiroxina (T4) y triyodotironina (T3), tienen un amplio efecto sobre el desarrollo y el metabolismo. Algunos de los más destacados efectos del déficit de la hormona tiroidea ocurren durante el desarrollo fetal y en los primeros meses que siguen al nacimiento.

En el niño las alteraciones más destacadas son el déficit del desarrollo intelectual y el retraso en el crecimiento. El déficit intelectual, que es proporcional al tiempo que persista la falta de hormonas, es irreversible; el retraso en el crecimiento parece ser de origen puramente metabólico, ya que el crecimiento se adapta rápidamente a su ritmo normal después de la instauración del tratamiento.

En el adulto el efecto primario del efecto de las hormonas tiroideas se manifiesta por alteraciones del metabolismo. Este efecto incluye cambios en el consumo de oxígeno y en el metabolismo de las proteínas, hidratos de carbono, grasas y vitaminas.

Considerando sólo las más importantes podemos citar las siguientes acciones.

-- Son necesarias para un correcto crecimiento y desarrollo.

-- Tienen acción calorígena y termorreguladora.

-- Aumentan el consumo de oxigeno.

-- Estimulan la síntesis y degradación de las proteínas.

-- Regulan las mucoproteinas y el agua extracelular.

-- Actúan en la síntesis y degradación de las grasas.

-- Intervienen en la síntesis el glucógeno y en la utilización de la glucosa (azúcar).

-- Son necesarias para la formación de la vitamina A, a partir de los carotenos.

-- Estimulan el crecimiento y la diferenciación.

-- Imprescindibles para el desarrollo del sistema nervioso, central y periférico.

-- Intervienen en los procesos de la contracción muscular y motilidad intestinal.

-- Participan en el desarrollo y erupción dental. En resumen: Las hormonas tiroideas intervienen prácticamente en la totalidad de las funciones orgánicas activándolas y manteniendo el ritmo vital.

¿A QUE NIVEL ACTUAN LAS HORMONAS TIROIDEAS?-

Es un auténtico reto, todavía no resuelto, identificar marcadores cuantitativos de la acción de la hormona tiroidea. En los extremos límites del espectro clínico, que se extiende desde el hipotiroidismo hasta el hipertiroidismo, el diagnóstico de una anormalidad tiroidea es usualmente aparente. La sospecha clínica de una disfunción tiroidea puede ser confirmada usando pruebas de laboratorio para las hormonas tiroideas y la TSH, sin embargo formas más sutiles de disfunción tiroidea, como el hipotiroidismo o el hipertiroidismo subclínico, suponen un mayor desafío. El nivel sanguíneo de TSH es un indicador sensible y cuantitativo de la acción de la hormona tiroidea a nivel del eje hipotálamo-hipofisario. Pero no poseemos ningún otro marcador de la acción periférica de la hormona tiroidea.

Hay un hecho que es cierto: La base de la acción en las células de las hormonas tiroideas está en relación con la liberación de átomos de yodo de la molécula central. Esta liberación empieza ya en la propia sangre: De toda la T3 circulante solamente un 20% se libera en el tiroides, el 80% restante proviene de la liberación de un átomo de yodo de la molécula de T4. Tanto la T4 como la T3 penetran en las células y en ellas la T4 sigue liberando yodo para pasar a T3.

La T3 dentro de la célula se une a "receptores nucleares" individuales e "influye" sobre la formación de ARNm o Ácido Ribonucleico. El proceso de liberación de yodo se produce por la acción de unas enzimas, deiodinasas, de las que hasta ahora se conocen tres. En lo que respecta a los receptores nucleares de la T3 se sabe que su grado de ocupación por esta hormona es variable según los órganos, en el cerebro e hipófisis la saturación es el 75%, en el hígado y riñón solo del 50%. Los receptores nucleares de las hormonas tiroideas parecen estar en relación con la cromatina y esto los relaciona con las proteínas ligadas al DNA que actúan para regular la expresión de los genes.

En estas circunstancias, vamos a quedarnos con un esquema muy simplista que a efectos de comprensión general puede ser válido: En la formación de la hormona tiroidea en el tiroides, el factor determinante era la transformación del yodo molecular en yodo atómico por un proceso de oxidación en el que estaba implicada la enzima Tiroperoxidasa (TPO); a escala celular es evidente que se produce el fenómeno inverso, la transformación del yodo atómico en yodo molecular por un proceso de reducción con participación de las enzimas deiodinasas, teniendo en cuenta que debemos considerar los procesos de oxidación y reducción en su sentido químico puro, como liberación o captación de electrones. El organismo tiende a simplificar y es frecuente la presencia de estos fenómenos de acción y reacción en los que en el fondo se utilizan procesos químicos para transportar y transferir energía.

En el capítulo del lugar de acción de las hormonas tiroideas queda aún mucho por escribir. En los últimos años y en el momento actual se está intentando clonar los receptores nucleares de hormona tiroidea. Es un campo de donde van a salir los Premios Nóbel de Medicina del futuro. Quizá ellos nos ayuden a completar este capítulo.

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Teo F. Atienza